jueves, 8 de diciembre de 2011

¿Soy más libre si controlo mis emociones?

Pienso que el hecho de controlar nuestras emociones no es un acto libre en el que podemos decidir.

Las emociones son las formas de reaccionar ante un suceso ya sea bueno o malo.

Y claro que si tuviésemos la capacidad de poder contralar dichas reacciones nos encontraríamos más libre, para poder dirigir nuestras emociones siempre por un camino positivo y deshacernos de las restantes, controlar nuestros estados de ánimo y poder evitar las decaídas.

Por lo que todas nuestras emociones son incontrolables, ya sea la más mínima o la más gorda de nuestras preocupaciones o alegrías. Me refiero al no poder reprimir tus ganas de llorar ante un momento trágico, la incapacidad de contener las lágrimas aunque lo desees con la mayor fuerza posible o no poder evitar una sonrisa incesable cuando algo bueno se ha cruzado en tu vida.

Aunque la forma de controlar nuestras emociones sea inútil, sí que podemos controlar la forma de expresarlas hacia los demás.

Este poder de control, la mayoría de las veces lo utilizamos para evitar contagiar un estado de tristeza, ya sea al no expresar el resultado de un estado de ira o emociones relacionadas con el sufrimiento y , por lo contrario, no nos importa mostrar todas nuestras emociones felices a los demás con el fin de contagiarlas y compartirlas mutuamente.

Por lo que el hecho de controlar el resultado de nuestras emociones siempre es posible, otra cosa es que no se quiera o no se intente interesadamente porque preferimos desahogarnos y porque no siempre es malo expresarlas y es necesario darlas a conocer.

En conclusión, lo que está claro es que no podemos controlar todas la emociones que nos rodean pero si la forma de manifestarlas.

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